Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
El 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética y la Alemania nazi firmaron en Moscú un pacto de no agresión, en el que además, en un protocolo adicional secreto, se dividía a Europa oriental y central en esferas de influencia soviética y alemana, estableciendo también directrices para la partición de Polonia entre ambos Estados. También en ese protocolo se concedió a Stalin carta blanca para intervenir en Finlandia y en los países bálticos.Una vez iniciada la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, y considerando Hitler que la caída de Inglaterra era inminente, ordenó atacar a la Unión Soviética, haciendo del pacto letra muerta. El 18 de diciembre de 1940, el mando alemán decidió que la invasión a la URSS (operación Barbarroja) se realizaría en abril de 1941, pero solo se pudo concretar el 22 de junio de ese año, cuando se inició el ataque a territorio soviético con más de 3.000.000 de soldados alemanes. La invasión tomó por completa sorpresa a Stalin a pesar de que tenía suficientes antecedentes a través de su espía Richard Sorge de que esta era inminente.
Stalin se encerró en el Kremlin en una aparente depresión y falta de liderazgo y solo reaccionó 10 días más tarde, para retomar el control con mano firme.
Stalin, desesperado por la invasión germánica, decidió suspender la campaña ateizante y permitir el resurgimiento de la Iglesia Ortodoxa Rusa, para que el pueblo soviético creyente se uniera a la lucha, "olvidando" por un tiempo el obligado ateísmo del PCUS. Increíblemente y en forma insospechada para los alemanes, el pueblo ruso se unió en pos de su figura.

Firma del Pacto Ribbentrop-Mólotov. Viacheslav Mólotov está a punto de firmar. Ribbentrop está detrás de él, con los ojos cerrados y con Stalin a su izquierda.

Los tres líderes aliados: Stalin, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill reunidos en la Conferencia de Teherán.
Se mantuvo en Moscú en el invierno de 1941, cuando los alemanes amenazaban la ciudad (42 km), y organizó allí un contraataque soviético. Al año siguiente, 1942, tuvo éxito al mantener la estratégica ciudad de Stalingrado, última defensa de la zona petrolera del Cáucaso, pese a la enorme cantidad de bajas entre sus hombres (Stalin, a través de sus comisarios políticos, ordenó disparar contra sus propios soldados si estos se retiraban de un combate al considerarlos desertores) y posteriormente (1943) también derrotó al ejército alemán en la batalla de Kursk con lo que todo el curso de las acciones militares tuvo un cambio, siendo ahora los soviéticos los que obligaban a retirarse a los alemanes. Así, en mayo de 1945, las fuerzas de Stalin fueron las primeras en entrar a Berlín, forzando el suicidio de Hitler y la capitulación alemana.
Como Jefe de Estado, Stalin participó en varios encuentros con los líderes aliados, como el llamado de "los tres grandes", con Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt en Yalta y en Potsdam (ambas en 1945), en las que logró el reconocimiento internacional de una esfera de influencia soviética en la Europa del Este y mostrándose como un formidable negociador según el propio secretario del exterior británico, Sir Anthony Eden. Asimismo, el 4 de septiembre de 1943, se reunió con 3 metropolitas de la Iglesia para restablecer el Santo Sínodo y convocar al Concilio Episcopal para elegir como Patriarca de Moscú a uno de los tres anteriores (Serguéi) 5 días después, por primera vez en 17 años.
Un hecho de este período que refleja su «culto a la personalidad» es que se autoconcedió el honor de Héroe de la Unión Soviética, a pesar que este solo lo recibían los soldados en combate. Se sentía amenazado por la popularidad de Zhúkov, al que acusó de usar ese triunfo a su favor y lo terminó degradando.
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